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  •  18/10/2017  •   Social

“Cristóbal Colón sabía mucho más de lo que creemos”

“El viejo almirante tenía un secreto, los vientos predominantes en el paralelo 28”, explicó Diego Colón en una magnífica ponencia sobre la navegación en el Siglo XV.

JUAN POYATOS

En una brillante conferencia, con lleno hasta la bandera en la sala Magna del Real Club Náutico de Palma (RCNP), bajo los auspicios de la Liga Naval Española, Diego Colón, ingeniero naval y Consejero delegado de Astilleros de Mallorca, además de descendiente de Cristóbal Colón, disertó ayer sobre los conocimientos de “El viejo almirante” en un momento crucial para la historia de la humanidad.

Todo cambió en el Siglo XV, y no sólo por el descubrimiento de un nuevo mundo, sino porque la navegación oceánica llegó a la excelencia, dejando atrás siglos de oscurantismo e incultura, para dar paso a la aplicación de la matemática y la física, concepto filosófico que hoy en día continúa y crece exponencialmente, llevando al hombre al espacio y al conocimiento empírico del universo que lo envuelve.

Diego Colón empezó su ponencia analizando los libros, tablas y conocimientos específicos de los muchos sabios anteriores al siglo XV, como Aristóteles, Marco Polo, Toscanelli y Zacuto, que permitieron que se gestara ese afán por los descubrimientos y por fin calcular, aproximadamente, la circunferencia de la tierra, abandonando los conceptos de “la tierra plana” y la superstición que colocaba al hombre sobre la tierra en unas coordenadas completamente falsas.

La precisión y uso naval en los cálculos de altura del sol para la navegación de gran altura, y en consecuencia la aceptación como válida de la milla árabe, ya próxima a la milla geográfica real, permitieron avances extraordinarios en la trigonometría loxodrómica derivada de la observación astronómica. La navegación en latitud ya era posible con exactitud, conociendo la longitud por estima de la milla corrida.

Aunque no fue todo una cuestión de cálculos. Según Diego Colón, su antepasado supo unir a esos conocimientos matemáticos observaciones propias de un gran marino, como el color del mar, posición de las estrellas durante la noche para calcular la hora o los tipos de aves y sus desplazamientos al caer la noche, que dan pistas de la dirección en la que se encuentra la tierra. Ello sirvió a los marinos portugueses para descubrir las Islas Azores.

Cristóbal Colón sintió y comprendió el sentido e intensidad de los vientos y corrientes predominantes en el Atlántico. Navegó desde el norte de Europa a la costa africana de la mano de los navegantes portugueses, de los que aprendió el uso de los elementos de cálculo más avanzados en la época.

A los portugueses acudió precisamente en primer lugar con su proyecto de navegar a poniente para llegar a Cipango (Japón). Éstos lo rechazaron, no sin antes enviar una nave hacia el oeste de cabo verde, que regresó sin éxito, para comprobar la veracidad de la teoría de Colón. Fueron finalmente los españoles quienes le apoyaron.

Diego Colón subrayó ayer “todo lo que no sabemos de Colón”, sus miles de millas anteriores recorridas por el Atlántico, sus conocimientos de los vientos, las aves y su buena capacidad natural para comunicar, tanto con reyes como con indígenas, y su mano izquierda a la hora de trasmitir la información a sus tripulaciones con el fin de que le siguieran.

La conferencia acabó con una pregunta del público que no podía faltar ¿Pero de dónde era Colón? Diego Colón aclaró entonces que “sabemos de dónde no era”. “Lo que es seguro es que Cristóbal Colón no era español, ni catalán, ni mallorquín, ni de ninguna tierra española. La prueba de ello se basa en que el hijo mayor de Cristóbal Colón pleiteó durante años con la corona española, cuestión que sólo era posible legalmente para una persona que no fuera súbdito de España. Un español no tenía derecho a pleitear contra su Rey”.